Uno de las cosas que más motiva
para superar una semana laboral es pensar en el plan del sábado y el domingo.
No hay cosa más placentera que organizar, buscar, pensar, hablar, coordinar, un
plan.
Y uno de los planes más apetecibles en esta época, es ir al monte a
buscar setas o simplemente a dar un paseo. Y es que, en otoño los bosques se llenan de
misterio, los colores, la humedad, la luz… todo esto hace que una excursión
entre arboles se convierta en algo muy interesante.
Aunque lo realmente interesante
de una excursión es saber que después te espera una buena comida. Y creo que de
las comidas, la mejor después de una excursión es una alubiada.
En la zona donde vivo, hablar de
una alubiada es algo que roza lo sagrado. Comer alubias después de una
excursión creo que es uno de los planes que todo el mundo sueña, una propuesta
de felicidad absoluta, una declaración de amor, una búsqueda de algo inalcanzable…
una alubiada significa mucho más que
comer, es algo para lo que no tengo palabras… algo muy difícil de explicar.
Las alubiadas son consideradas
como ritos sagrados donde surgen amistades, se apuntalan relaciones… donde lo
más íntimo de cada uno se libera para, a través de la alubia, ofrecérselo a los
demás. No sé…
No es extraño que esta preciada
semilla cause estos destrozos ya que es uno de los alimentos más antiguos que
el hombre conoce. Parece que empezó a cultivarse allá por el 7.000 a.C en la
zona de México y Cristóbal Colón los llamó faxones y favas por su parecido con las habas del
viejo mundo. Desde entonces hasta ahora han causado estragos en todo aquel que
las ha probado.
Decir que siempre que se habla de
alubiada se hace referencia a las alubias rojas, o por lo menos es lo que yo
conozco, jamás he ido de alubiada blanca.
Hay mil formas de hacer alubias,
hay quien las pone con morcilla, con tocino, con cerdo, etc. pero yo voy a
hacer unas que últimamente me gustan mucho, que son alubias con un poco de
chorizo.
Los puristas dicen que las
alubias han de ser de excelente calidad, deben cocerse solas, han de ir
acompañadas de un poco de berza rehogada y por supuesto nada de chorizo ni morcilla, ni tocino ni nada. Está bien, pero normalmente
en casa tenemos alubias normalitas, nos apetece ponerles de todo y las
disfrutamos como el que más.
En lo que si coincide todo el
mundo, si quieres comer alubias, es que debes ponerlas a remojo el día anterior
o unas doce horas antes. Que una vez pasado ese tiempo has de retirar el agua y
ponerlas en una cazuela u olla a presión, con agua limpia hasta cubrirlas y un
poco más.
A partir de aquí surgen las teorías.
Yo las pongo en olla a presión con agua un chorrito de aceite un poco de puerro y media cebolla.
Al de veinte minutos (dependiendo
de la cantidad), desde que comienza a pitar la olla, las retiro. Dejo reposar
hasta que se pueda abrir sin peligro de explosión nuclear, y una vez abiertas
les añado un poco de chorizo.
Con la tapa abierta las dejo a
fuego lento durante un rato hasta que veo que la salsa engorda. En ese momento
compruebo la sal y si todo está perfecto, las dejo reposar hasta el día siguiente
que es cuando realmente van a estar de muerte.