Cuando voy a pasear cerca del mar,
procuro mirar al frente porque una vez leí que de esa forma la vista descansa, la mente se despeja y el
cuerpo se relaja. Y digo procuro, porque normalmente nunca lo consigo. Cuando
paseo, no puedo dejar de mirar a todas las personas que vienen de frente, a
todas las personas que están sentadas en los bancos y a todo lo que se mueve
alrededor. Me consuela que a la gente que viene de frente le pasa lo mismo,
porque muchas veces pienso que me confunden con algún famoso, ya que todo el
mundo me mira. En fin… el caso es que también suelo mirar a las personas que
pescan.
Me gusta ver sus cajas con sus
anzuelos, sus herramientas, sus trapos, sus baldes, bolsas, los bocadillos, las
cervecitas, la radio, sillas, etc. Nunca
he probado lo de pescar, pero por lo que veo en mis paseos, tiene mucho de
depredador y de tema social. Depredador porque a todos nos gusta capturar o
recolectar y de social porque veo que todos los que pescan suelen hacerlo en los mismos sitios, son
colegas de los de alrededor, comparten bebidas y comida, se hacen bromas entre ellos…
Otra de las cosas que me gusta
ver en mis paseos cerca del mar, son los grupitos de embarcaciones que las
tardes de final del verano y principio de otoño, se juntan en la bocana del
puerto para pescar uno de los bichos que tanta fama ha dado a la gastronomía vasca:
los txipirones o calamares.
Por lo que he leído, a los
calamares no les gusta la luz, pero al atardecer salen en busca de comida aprovechando
los últimos momentos de luz para ver la silueta de sus presas. Suelen acercarse a las zonas de puerto para
aprovechar la luz artificial que les facilita ver a sus víctimas. Lo que no
saben es que ahí es donde les están esperando para capturarlos. Para los que no
estamos acostumbrados a navegar, pescar txipirones es el peor suplicio al que
te pueden someter. Su pesca se hace con el bote parado dejándose mecer por las
olas del mar, mareo seguro. Una vez
elegido el lugar, se suelta el aparejo provisto de una potera (un plomo con
alfileres o una forma de pez con alfileres), normalmente dos aparejos por
embarcación. Hay que dejar que el plomo se
hunda hasta el fondo y entonces recogerlo una braza, porque el calamar debe
andar levitando. Luego hay que ir dando tirones a los aparejos para que el
plomo se mueva y engañar al txipiron.
Al notar un tirón hay que recoger
el aparejo y tener cuidado que al sacarlo del agua no se escape. Es normal que
escupan tinta al salir y es muy importante limpiar bien la potera antes de
volverla a introducirla en el mar, porque de lo contario el olor a tinta hará
que no piquen más txipirones.
Hace tiempo publiqué una receta
de txipirones y hoy voy a hacer otra.
Porque hacer txipirones es un reto y si te gusta la cocina te gustan los retos.
La diferencia con la receta
anterior, además de los ingredientes, es que voy a lavar los txipirones.
Aquí están los txipis con sus
ojitos tristones, sus motitas y sus tentáculos. La verdad es que uno se pregunta cómo un bicho tan feo está tan rico.
Lo primero es sacar todo lo de
dentro y separar las patitas de la parte de arriba que es más blanda, de debajo
de los ojos hacia arriba.
Luego se le saca el “hueso”, que
asoma tímidamente por un costado
También hay que quitar la piel,
aunque hay gente que no lo hace, al gusto.
Luego con cuidado, hay que dar la
vuelta al capuchón y terminar de quitar los restos que quedan dentro.
Y por último, quitar el diente
que tienen entre las patitas.
Una vez hecho esto ya tenemos los
txipirones preparados para ser cocinados. Hay que reconocer que limpiarlos es
un tostón, pero también es cierto que al final se le coge gustillo y cierto
callo.
Mientras, he puesto dos cazuelas
al fuego, una con cebolla roja y otra con abundante cebolla, ajo, pimiento
verde y un tomate.
También he picado un poco de jamón
serrano para añadirlo a la cebolla roja cuando esté pochada. Para ayudarle a
pochar añadirle un poco de vino blanco.
Cuando la cebolla roja esté en su
punto (deshecha totalmente) incorporamos el jamón y los tentáculos del txipiron
cortado en cachitos. Lo mezclamos todo y lo dejamos unos minutos en el fuego.
Cuando las patitas estén tiernas
lo dejamos reposar para que se enfríe y poder rellenar los txipirones.
Una vez llenos, los incorporamos
a la cazuela con la cebolla, el ajo, el pimiento y el tomate.
Cuando comprobemos con un tenedor
que están tiernos, los retiramos y pasamos la salsa, a la que le añadiremos la
tinta de los txipirones.
Metemos los txipis en la salsa y los dejamos un rato al fuego y luego reposando.Y ya tenemos unos txipirones en su tinta rellenos de cosas ricas. Mejor comérselos al día siguiente.
Ya sólo falta hacerse con una barra de pan,
buen vino y tras una siesta, darse un paseo junto al mar intentando mirar al
frente.
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