Llevábamos tiempo hablando de
ello pero no concretábamos. Era el típico plan que dices que hay que hacer, hay
que hacer, pero no poníamos fecha. Hasta
que por fin, se cruzaron los astros, y lo hicimos. Y es entonces cuando te das cuenta de lo saludable y enriquecedor que es juntarse
y conocer mejor a la gente que te rodea.
La invitación era un lujo,
Fernando me enseñaba a elaborar ricos platos y yo sacaba fotos para el blog.
Por supuesto, el plan continuaba con una cata, análisis y valoración de cada uno
de ellos.
Se planteo un menú que nos haga
olvidar esta época tan chusca que nos está tocando vivir. Un menú original y
muy factible a pesar de lo rimbombante de sus nombres.
Comenzamos con una Yema de huevo
rellena de salsa de Txipiron (Calamar) a modo de aperitivo. La cosa tiene su
magia.
Hay que separar la clara de la yema. Luego poner las yemas en agua
caliente un rato para que se endurezca un poco la superficie. Después, con un
palillo hacer un agujero pequeño por el que sacaremos, ayudados de una jeringuilla,
la mitad de la yema.
Con la misma jeringuilla introduciremos salsa de Txipiron
hirviendo, de manera que el resto de yema se hace.
La salsa de txipiron tiene
su truco, hay que dejar unos txipirones a fuego lento con un poco de cebolla
durante horas, hasta que se va formando una salsita con toda la esencia del
txipiron. La sensación al comerlo es muy curiosa. Es una explosión de sabor muy
gustosa.
Después de un aperitivo tan
sofisticado, Fernando nos preparó un clásico de la cocina moderna, la Deconstrucción de tortilla de patata. Un
plato que puso de moda Ferran Adriá aunque parece ser que no fue su inventor.
La gracia de este plato es que la tortilla se forma en la boca.
He buscado el término
“desconstrucción” en la red y la cosa es seria, ahí aparecen Kant, Aristóteles,
Descartes… así que ya hablaremos de ello.
Pasos para la tortilla: pochar
cebolla, poner unas yemas en agua caliente, preparar huevo liquido (sabayón) y
crear una espuma de patata.
El huevo líquido se hace batiendo
una yema y añadiéndole agua caliente poco a poco.
Para la espuma de patata hay que
tener sifón (que hay varios tipos) luego poner a cocer unas patatas con agua y batirlas,
añadirle un poco de nata y el agua de la cocción para que quede líquido. Meter
en el sifón y tenerlo un rato al baño Maria.
En una copa de Martini poner
primero la cebolla, luego una yema de huevo,
un poco de yema líquida o sabayón
y por último la espuma de patata.
Adornar con unas gotitas de aceite y alguna
hierba.
Toda una experiencia de sabor, además muy conocido.
Tras la suculenta tortilla, llego
la hora de los Salmonetes al vacío con aire de calabaza.
Preparar unos salmonetes sin
espinas con un poco de aceite y sal y envasarlos al vacío
Para cocinarlos,
meter la bolsa de los salmonetes en agua a 70 grados y dejarlo unos minutos.
Mientras, se prepara la espuma de
calabaza. Para ello hay que licuar un poco de calabaza hasta sacar el zumo y
luego batirlo con un poco de lecitina de soja. La lecitina se utiliza para que
la espuma que sale al batir se mantenga, no se desinfle.
Para acompañar, una ensaladita de
algas y unas tiras de puerro pasadas por harina y fritas.
Abrir la bolsa de los salmonetes
(no perderse la explosión de aromas) y colocar en el plato.
Para terminar esta suculenta
cena, unos “Irlandeses” de quitar el hipo.
De esta forma nos reímos de la
crisis y de todas las noticias que nos estamos tragando últimamente.
Disfrutamos de una rica cena y del gusto que supone la buena compañía. Ahora me
toca invitar a mí… la verdad es que lo tengo difícil.
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