Aquella mañana al montar en el
coche decidió no encender la radio, prefería estar en silencio. Hacia frío pero
lucía el sol y después de unas semanas lloviendo, aquella luz resultaba muy agradable.
Al estar en silencio el ruido del vehículo estaba más presente, la
respiración, los ruidos de la calle… pero estaba harto de oír la radio por la
mañana. No quería volver a oír que todo
está mal. Se había saturado de nombres de empresas que cerraban. No quería saber
nada de los “eres”. No tenía capacidad cerebral para asimilar ningún caso más
de corrupción. Estaba hasta las narices de los contertulios que todo lo saben,
que opinan de todo. No soportaba ni un segundo más de anuncios… quería ir en
silencio y pensar.
Pensar que nos están machacando.
Que no se sabe quién ha decidido que vamos a pasar una temporadita muy mala.
Que la gente empieza a estar harta de todo. Que en la calle se respira
tristeza, falta de esperanza, de motivación. Que nos han metido miedo, no se
sabe para qué. Que es incomprensible que todo lo que funcionaba hasta ahora
deje de hacerlo. Que alguien estará ganado con todo esto.
Que por qué tenemos
un problema de algo ficticio (el dinero) y no se puede resolver con otro
invento humano (más dinero o lo que sea). Que los que lo tienen que resolver lo
resuelvan, pero que lo hagan de una vez. Que no necesitamos casi nada de lo que
tenemos para vivir felices. Que el mundo sigue girando. Que hay que vivir la
vida que sólo hay una y no hay más….
Aquella mañana, al llegar a su
destino, encontró sitio para aparcar.
Voy a preparar huevos rellenos de
atún y tomate. Es un plato muy sencillo pero que siempre me ha encantado. Es
verdad que es más típico en primavera o verano como primer plato después de la
playa, pero como el ambiente está tan deprimente he pensado en darme una alegría
para cenar un día gris de entre semana.
Los ingredientes son sencillos y
con la posibilidad de incorporar lo que no dé la gana. Yo he utilizado huevos,
atún, tomate, un poco de mayonesa y para adornar lechuga.
Lo primero que hay que hacer es
cocer los huevos. Sobre cocer huevos hay verdaderos tratados que recomiendan
perforar la base del huevo con un alfiler para que salga el aire y de esa forma
no se rompa la cáscara. También aconsejan remover el agua durante los 3 ó 4
primero minutos para que la yema quede centrada. Que la temperatura no exceda
de los 70º para que así no salga la yema verdosa y con ese característico olor
a azufre… en fin que hay de todo. Yo sí que suelo utilizar un truco que
funciona muy bien para pelarlos sin llevarte medio huevo. Y es el viejo truco
de ponerlos en agua muy fría nada más retirarlos del fuego, nada del otro
mundo.
Una vez cocidos separamos las
yemas de las claras.
Con las yemas se hace la masa. Yo
le he añadido atún y tomate, pero se puede añadir los que nos guste… aceituna,
anchoa, pepinillo…
Removemos bien la masa y
rellenamos las claras.
Ya tenemos casi listo un
delicioso plato de huevos rellenos, sólo falta adornarlo y completarlo con un
poco de lechuga, cebolla, aceite, vinagre y un poco de sal.
Y a disfrutar de una rica cena
para un día cualquiera, y olvidarnos por un momento de todo lo que nos rodea.
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