martes, 25 de septiembre de 2012

Barracas y Pizza Casera


Con las primeras lluvias nos damos cuenta que efectivamente ha llegado el otoño. Comienzan las primeras tardes recluidos en casa tras un largo verano.  La lluvia nos recuerda que los niños y las niñas ya han comenzado a acostumbrarse al nuevo horario que marca el ritmo escolar. Al ver el cielo gris y la calle mojada, agradecemos la capacidad del ser humano para adaptarse a nuevas situaciones, en seguida volvemos a adquirir hábitos abandonados durante meses.  
En uno de esos momentos que ofrece una tarde otoñal, siempre hay tiempo de intentar ordenar las fotos del verano. Al desaparecer los álbumes de papel, lo de las fotos es una lata. Miles y miles de fotos desparramadas por discos duros que con suerte se ven una vez.
El caso es que he encontrado éstas dedicadas a lo que por aquí se llaman las “barracas”.
La verdad es que no he frecuentado mucho estos lugares pero cuando lo hacía, la sensación era especial. Las que vemos en las fotos son de un pueblo pequeño, pero en  las fiestas de las grandes ciudades el espacio dedicado a las barracas es inmenso y hay de todo. He de reconocer que he entrado muy pocas veces a un recinto festivo de gran tamaño, no me acaban de convencer las luces, las bocinas, la música mezclada de un puesto con otro, la gente, las colas para montarse en las atracciones, los olores a fritanga. Parezco un  amargado, pero de verdad que no tengo nada en contra de los recintos feriales, simplemente no me llaman la atención.   
Grandes o pequeños, mi escasa experiencia me permite decir que en el fondo no se distinguen unos de otros. Las atracciones serán mejor y más variadas en uno grande, pero la esencia es la misma.
En todas hay churrerías con sus diferentes variedades de productos y con su olor característico. 



Una novedad que he apreciado es el algodón de azúcar envasado en graciosos baldecitos reciclables. Me imagino que lo de llevarlo al aire ensartado en un palito era antihigiénico…


Otro clásico de las ferias es el tiovivo, carrusel o calesita, una atracción que ha superado el paso del tiempo y sigue teniendo grandes adeptos. Pone en Wikipedia, que un aparato parecido apareció en el año 500 d.C en el Imperio de Bizancio. 


Se trataba de una herramienta de entrenamiento para jinetes en la batalla. Los jinetes se montaban en los caballitos que estaban suspendidos y daban vueltas y trataban de  insertar sus lanzas en anillas que había fuera. Vamos que ya se ve que la tecnología militar siempre ha ido por delante.
En las barracas tampoco pueden faltar los clásicos puestos de puntería. Cuando  yo era joven lo más común era disparar con una “chimbera” o carabina de aire comprimido. 


La característica generalizada de estas armas era que daba igual donde apuntaras y la distancia a la que lo hicieras, jamás acertabas. Sus puntos de mira estaban lo suficientemente retocados para que nunca pudieras llevarte a casa ni un triste llavero.
Hoy en día se lanzan dardos, balones de tela, hay canastas, etc. La cosa es que para conseguir algún premio tienes que dejarte el doble de su valor.
Tampoco pueden faltar los autos de choque, una atracción que he de reconocer que me gustaba. La sensación de lanzarte al mogollón con un cochecito que andaba solo era increíble.


Y luego siempre estarán las atracciones para la gente que le gusta sufrir. Dependiendo del tamaño de la feria, el sufrimiento varia. Yo solía montarme en el "balanssé", que una vez que lo probabas incluso le cogías el gusto. 


Ahora hay verdaderos artilugios de tortura, seguramente sus orígenes sean parecidos a los del tiovivo. 

Pues en honor a las barracas y el mundo de las ferias voy a presentar los ingredientes de la pizza casera total. Hace tiempo que hice una entrada en mi blog con una receta de pizza, la diferencia con ésta es que voy a hacer la masa.


Para la masa necesitamos: 300 gr de harina, un poco de sal, 1 vaso de agua templada, un poco de aceite y un sobre de levadura Royal. Para el relleno cada uno puede poner lo que quiera, yo  pondré salchichas, tomate, chorizo, queso…
Hacer la masa es muy divertido si la cosa va bien. Yo he extendido la harina en la encimera pero recomiendo hacerlo en un bol grande para controlar mejor la masa en sus primeros momentos.


Lo primero es añadir la levadura y la sal a la harina y mezclar (aquí es donde el bol ayuda). Luego incorporamos el aceite.


Por último el agua y a mezclar. Los comienzos son dificultosos y todo se pega, pero a medida que le vas dando meneo la cosa se estabiliza.


Cuando consigas una masa sin grumos, compacta pero elástica, etc, la dejas reposar en un bol cubierta con un trapo húmedo. Hay que esperar una media hora para que la levadura comience a trabajar.


Tras media hora extendemos la masa con un rodillo. El que tengo en casa es casi de juguete pero funciona muy bien.


Una vez extendida la ponemos en la fuente del horno y la cubrimos con tomate.
Luego dicen que hay que poner queso para que los tropiezos no se escapen al morder. Y luego al gusto: bacón, salchichas, champiñones, jamón, y un poco más de queso por encima.


Mientras hemos ido haciendo todo esto, hemos precalentado el horno a 200º. Antes de meterla se puede espolvorear con orégano o con hierbas de Provenza.
Y después de unos 15-18 minutos (ir vigilando para que no se queme) este es el resultado.


Una interesante pizza casera para después de las barracas.

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