Hay días que no apetece
sentarse delante de un plato de comida “convencional”. Aunque los “gordólogos” recomiendan comer
varias veces al día cosas saludables, no hay nada más placentero que pegarse un
homenaje de comida “desordenada.” Y creo que el rey de este tipo de comida es el sándwich.
Gracias a este invento podemos comer cualquier cosa que se nos ocurra, la única
condición es que se pueda meter entre pan y pan.
Lo que es alucinante es que
todo tiene su historia. Resulta que el sándwich tiene sus orígenes en el siglo XVIII, época en la que el aristócrata inglés John Montagu IV conde de
Sándwich lo puso de moda.
Cuenta la historia que dicho conde
participaba en las negociaciones de la Paz de Aquisgrán (1748. Fin de la guerra
de sucesión austriaca) en representación de la Emperatriz María Teresa. El
conde tenía un hobby que le volvía loco, le apasionaba jugar a cartas. Dicha
pasión hizo que descuidara sus comidas hasta tal punto que sus sirvientes
llegaron a preocuparse por su salud. Para evitar que el conde desfallezca comenzaron a preparar alimentos que pudiera
comer sin mancharse las manos y sin parar de jugar a las cartas. Normalmente consistía
en dos rebanadas de pan con carne dentro. A este nuevo tentempié se le puso el
nombre de sándwich, en honor al conde. Y aunque esta historia suena a chiste,
en el ayuntamiento de Aquisgrán dicen que cuelga un retrato del Conde de Sándwich,
además en el año 2000 un descendiente
del conde abrió una empresa en Londres, con el nombre de “The Earl of Sandwich”,
que espera convertir en cadena internacional.
Mi sándwich es un
homenaje a un bar que existe en Bilbao (Vizcaya, Spain), que se llama “Eme”.
Este bar es famoso por sus sándwiches. Suculentos panes untados con una
maravillosa salsa y rellenos de jamón y lechuga. El pan con el que están hechos
es especial pero el secreto es su salsa, y digo secreto porque circula la
leyenda de una fórmula con cantidades que no conocen más que dos personas, se
habla de mezclas misteriosas realizadas de madrugada, vamos que la Coca –Cola y
esto andan a la par.
Lo mío no es más que un
homenaje a esos ricos sándwiches, pero están bien buenos si la salsa queda al
gusto de uno.
Para elaborarlos se
necesita pan de molde, jamón, lechuga, mayonesa, tomate frito y la salsa.
Para la salsa, batir unos pimientos rojos de bote con el tomate frito.
Evidentemente a mejor pimiento, mejor salsa. La cantidad depende del número de sándwiches
que queramos hacer. Y la proporción la hago a ojo según el gusto de cada uno.
Lo mejor es ir añadiendo pimientos poco a poco al tomate, batir y probar.
Añadir Tabasco y Salsa
Perrins. Otro día contaré la historia de estas salsas que con la del conde Sándwich
ya he cubierto el cupo. La proporción es difícil de explicar, ensallo error. Añadir un poco de cada cosa hasta que encontremos el sabor que nos guste. ¡Cuidado con
las cantidades!
Untar una rebanada de
pan con mayonesa y la otra con nuestra salsa.
Añadir el jamón y la lechuga y dejar un rato antes de comerlo para que la salsa empape bien el pan.
Se puede presentar cortado
en triangulo o dividiendo en cuatro las rebanadas de pan. La experiencia me
dice que en cuadraditos pequeños entran mucho mejor, prácticamente los comes de
dos bocados. Crees que comes menos pero al final te pones chato.
Cuidado porque
son adictivos, es muy difícil pasar delante de ellos sin llevarte uno a la
boca.
¡Gracias conde Sándwich!
Ademas de jugar a cartas te enviaré la lista de todas las cosas que me vuelven loco y que no pararía de hacer para que me recomiendes que comida le va a cada jobi
ResponderEliminarReconozco que los triángulos del "EME" son más que adictivos... Los de Elcano Empresariales tomamos el amaiketako en la barra del eme. Un abrazo y gracias
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