viernes, 26 de octubre de 2012

Alubias rojas de Otoño


Uno de las cosas que más motiva para superar una semana laboral es pensar en el plan del sábado y el domingo. No hay cosa más placentera que organizar, buscar, pensar, hablar, coordinar, un plan. 


Y uno de los planes más apetecibles en esta época, es ir al monte a buscar setas o simplemente a dar un paseo.  Y es que, en otoño los bosques se llenan de misterio, los colores, la humedad, la luz… todo esto hace que una excursión entre arboles se convierta en algo muy interesante.



Aunque lo realmente interesante de una excursión es saber que después te espera una buena comida. Y creo que de las comidas, la mejor después de una excursión es una alubiada.
En la zona donde vivo, hablar de una alubiada es algo que roza lo sagrado. Comer alubias después de una excursión creo que es uno de los planes que todo el mundo sueña, una propuesta de felicidad absoluta, una declaración de amor, una búsqueda de algo inalcanzable…  una alubiada significa mucho más que comer, es algo para lo que no tengo palabras… algo muy difícil de explicar.
Las alubiadas son consideradas como ritos sagrados donde surgen amistades, se apuntalan relaciones… donde lo más íntimo de cada uno se libera para, a través de la alubia, ofrecérselo a los demás.  No sé…


No es extraño que esta preciada semilla cause estos destrozos ya que es uno de los alimentos más antiguos que el hombre conoce. Parece que empezó a cultivarse allá por el 7.000 a.C en la zona de México y Cristóbal Colón los llamó faxones  y favas por su parecido con las habas del viejo mundo. Desde entonces hasta ahora han causado estragos en todo aquel que las ha probado.  
Decir que siempre que se habla de alubiada se hace referencia a las alubias rojas, o por lo menos es lo que yo conozco, jamás he ido de alubiada blanca.
Hay mil formas de hacer alubias, hay quien las pone con morcilla, con tocino, con cerdo, etc. pero yo voy a hacer unas que últimamente me gustan mucho, que son alubias con un poco de chorizo.
Los puristas dicen que las alubias han de ser de excelente calidad, deben cocerse solas, han de ir acompañadas de un poco de berza rehogada y por supuesto nada de chorizo ni  morcilla, ni tocino ni nada. Está bien, pero normalmente en casa tenemos alubias normalitas, nos apetece ponerles de todo y las disfrutamos como el que más.


En lo que si coincide todo el mundo, si quieres comer alubias, es que debes ponerlas a remojo el día anterior o unas doce horas antes. Que una vez pasado ese tiempo has de retirar el agua y ponerlas en una cazuela u olla a presión, con agua limpia hasta cubrirlas y un poco más.
A partir de aquí surgen las teorías. Yo las pongo en olla a presión con agua un chorrito de aceite un poco de puerro y media cebolla.


Al de veinte minutos (dependiendo de la cantidad), desde que comienza a pitar la olla, las retiro. Dejo reposar hasta que se pueda abrir sin peligro de explosión nuclear, y una vez abiertas les añado un poco de chorizo.


Con la tapa abierta las dejo a fuego lento durante un rato hasta que veo que la salsa engorda. En ese momento compruebo la sal y si todo está perfecto, las dejo reposar hasta el día siguiente que es cuando realmente van a estar de muerte.


Un plato de lo más sencillo pero que encierra un misterio del que no tenemos explicación. Ya sean con chorizo, con berza, acompañadas de guindillas, con morcilla, tocino o sin nada, la alubias generan una energía tan especial, que quizás por eso son tan peligrosas unas horas después de comerlas. 

1 comentario:

  1. Kaixo ion, gracias por tu aporte. Como dices, una vez cocidas empiezan las diferentes versiones de cómo prepararlas. Un saludo.

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