jueves, 21 de febrero de 2013

Huevos rellenos... y la vida


Aquella mañana al montar en el coche decidió no encender la radio, prefería estar en silencio. Hacia frío pero lucía el sol y después de unas semanas lloviendo, aquella luz resultaba  muy agradable.  Al estar en silencio el ruido del vehículo estaba más presente, la respiración, los ruidos de la calle… pero estaba harto de oír la radio por la mañana.  No quería volver a oír que todo está mal. Se había saturado de nombres de empresas que cerraban. No quería saber nada de los “eres”. No tenía capacidad cerebral para asimilar ningún caso más de corrupción. Estaba hasta las narices de los contertulios que todo lo saben, que opinan de todo. No soportaba ni un segundo más de anuncios… quería ir en silencio y pensar.


Pensar que nos están machacando. Que no se sabe quién ha decidido que vamos a pasar una temporadita muy mala. Que la gente empieza a estar harta de todo. Que en la calle se respira tristeza, falta de esperanza, de motivación. Que nos han metido miedo, no se sabe para qué. Que es incomprensible que todo lo que funcionaba hasta ahora deje de hacerlo. Que alguien estará ganado con todo esto. 


Que por qué tenemos un problema de algo ficticio (el dinero) y no se puede resolver con otro invento humano (más dinero o lo que sea). Que los que lo tienen que resolver lo resuelvan, pero que lo hagan de una vez. Que no necesitamos casi nada de lo que tenemos para vivir felices. Que el mundo sigue girando. Que hay que vivir la vida que sólo hay una y no hay más….


Aquella mañana, al llegar a su destino, encontró sitio para aparcar.

Voy a preparar huevos rellenos de atún y tomate. Es un plato muy sencillo pero que siempre me ha encantado. Es verdad que es más típico en primavera o verano como primer plato después de la playa, pero como el ambiente está tan deprimente he pensado en darme una alegría para cenar un día gris de entre semana.
Los ingredientes son sencillos y con la posibilidad de incorporar lo que no dé la gana. Yo he utilizado huevos, atún, tomate, un poco de mayonesa y para adornar lechuga.  


Lo primero que hay que hacer es cocer los huevos. Sobre cocer huevos hay verdaderos tratados que recomiendan perforar la base del huevo con un alfiler para que salga el aire y de esa forma no se rompa la cáscara. También aconsejan remover el agua durante los 3 ó 4 primero minutos para que la yema quede centrada. Que la temperatura no exceda de los 70º para que así no salga la yema verdosa y con ese característico olor a azufre… en fin que hay de todo. Yo sí que suelo utilizar un truco que funciona muy bien para pelarlos sin llevarte medio huevo. Y es el viejo truco de ponerlos en agua muy fría nada más retirarlos del fuego, nada del otro mundo.
Una vez cocidos separamos las yemas de las claras.


Con las yemas se hace la masa. Yo le he añadido atún y tomate, pero se puede añadir los que nos guste… aceituna, anchoa, pepinillo…




Removemos bien la masa y rellenamos las claras.


Ya tenemos casi listo un delicioso plato de huevos rellenos, sólo falta adornarlo y completarlo con un poco de lechuga, cebolla, aceite, vinagre y un poco  de sal.


Y a disfrutar de una rica cena para un día cualquiera, y olvidarnos por un momento de todo lo que nos rodea.   

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