martes, 5 de octubre de 2010

Paella a la virulé

Comer en el trabajo es un engorro, no puedes echar la siesta, comes en cinco minutos normalmente en la misma mesa en la que pasas todo el día… en fin un coñazo.

Además las ideas de menú se acaban. Lunes, vainas para limpiar, martes algún puré, miércoles algún guiso para comer carne, jueves un poco de pasta o arroz que se acerca el fin de semana y el viernes (pringuis como yo que trabajamos por la tarde) al chino o algún vicio en forma de pintxo o menú del día, que para eso es viernes.

Hoy es lunes y para cambiar he pensado que una paellita no estaría mal. Tampoco es una paella en toda regla, para empezar la he elaborado en una sartén, y los ingredientes son los que he encontrado.

Un bonito plato con dos cabezas de ajo, media cebolla, un pimiento verde y un tomatito que he pelado y troceado. Últimamente añado cebolla, no siempre.



No tenía otra cosa así que he usado unas pechugas de pollo partidas en cachitos…



Un paquetito de bacón de ese que viene partido



Y un poco de chorizo, que no es muy ortodoxo pero que no teniendo mas material aporta mucho sabor al asunto. Tampoco he usado mucho porque sino sabe todo a chorizo.


Mi "kit" de especies. Varia en función de si van a comer niños o no. Si no comen niños añado guindilla cayena, pimientas variadas, colorante, hierbas de Provenza. Todo en su justa medida. No me gusta poner tomillo porque siempre sabe mucho.


Lo primero, poner aceite en este caso en la sartén



Cuando el aceite esté caliente añadir el pollo. No freír mucho para que no se seque, si fueran muslos con hueso dejarlos más tiempo hasta que se doren.


Añadir los trocitos de bacón, aunque quizás sea mejor poner primero el bacón para que se dore, yo aquí lo he puesto después.


Cuando la cosa parece que va, añadir el chorizo y dejarlo poco tiempo para que no se haga en exceso.


Cuando veamos que nuestras carnes están en su punto, lo retiramos todo de la sartén.





Con el juguito que han dejado los productos cárnicos rehogaremos nuestras verduritas, poniendo primero el ajo, luego cebolla y pimiento verde


Le damos un meneo y cuando veamos que nuestro sofrito pide liquido, ponemos el tomate.



Aquí es cuado se produce un espectáculo de colores y texturas dentro de la sartén. El aceite untado de sustancias cárnicas, envuelve las verduritas que sueltan sus jugos internos emanando unos efluvios que son la leche.



A veces las verduras necesitan una ayuda. Lo ideal es añadir algún tipo de caldo, pero como no tengo, le añado agua y así las verduras terminan de reblandecerse.


Una vez que el sofrito alcanza el punto estético que nos guste, incorporamos el arroz. Aquí hay varias teorías. Yo he probado casi todas y no sé decir cual es la mejor. Hay quien primero pone el agua y luego el arroz, hay quien lava el arroz antes de incorporarlo al sofrito, hay quien cuece por separado el arroz y antes de que termine su cocción lo lava y lo incorpora al sofrito, etc.
En este caso yo he optado por otra opción que es rehogar el arroz en el sofrito. He oído por ahí que cuanto mas tiempo esté el arroz dando vueltas, mejor. No sé.




El Arroz. Yo suelo usar SOS y lo hago porque la redondez de su grano me gusta. Es un arroz rotundo, vivaz y que gusta de asir el sabor de cuantos productos le rodeen. En boca es travieso, huidizo, suave en almidones.
No suelo usar de esos arroces que no se pasan. Creo que no interpretan el sabor de los sofritos, creo que no se involucran con el sabor.


Ya solo falta volver a incorporar la carne y añadir agua. El doble más propina que de arroz. Lo ideal es añadir algún caldo pero…


Cuando el agua inunda toda esa amalgama de sabores es el momento de añadir el colorante, las hiervas, la sal que haga falta, la pimienta, etc.

Y a hervir. Momento mágico en el que nuestro arroz se aliará con sus compañeros de cazuela. La teoría dice que unos 20 minutos, pero en la práctica si dejas cocer un arroz ese tiempo se suele pasar. Dependiendo de la cantidad y el recipiente en 12-15 minutos está.


Y he aquí una superficie lunar llena de arroz, un bonito plato de paella de supervivencia al que se le pueden añadir unos pimientos rojos, un huevo cocido, etc a modo de decoración.


Al arroz le va muy bien un falset fresquito o sino un riojita suave fresquito también. De postre helado.

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