Después de 31 días de
regodeo vacacional, llega la hora de
volver a la rutina. Ya es tradición, y estamos acostumbrados, a los insomnios
de la última noche de vacaciones. Normalmente esa madrugada soñamos con temas relacionados
con el colegio, exámenes para los que no hemos estudiado, asignaturas
pendientes o huimos de alguien sin poder avanzar.
De nada sirve poner el despertador, porque
cada hora iremos mirando los luminosos del reloj y dando vueltas y vueltas
hasta que, hartos, nos levantamos aturdidos y con un sueño infernal.
Siempre que llegan estas fechas
me planteo lo mismo: si sufrimos tanto al volver a la rutina, ¿por qué
volvemos?. ¿No se puede hacer nada para
cambiar nuestra forma de vivir de manera que no nos suponga tanto vivirla?
La indumentaria veraniega es un
tema del que ya he hablado alguna vez, pero este año he avanzado y he estado
preguntando qué prenda resulta más incomoda volver a ponerse. Sorprendentemente
he descubierto que la prenda más odiada son
¡los calcetines! La corbata molesta pero bueno..., los pantalones largos es
cuestión de un par de días, pero los calcetines parece que no gustan nada.
Como dice un amigo, los calcetines te separan
del contacto con la tierra, no hay mayor placer que pisar arena o meter los
pies en agua de mar o en un río. Los calcetines aprietan, dejan marcas y
recalienta los pies. Además para ponerse un calcetín hay que adoptar posturas
que nos recuerdan que en verano hemos comido y bebido más de la cuenta. Al
agacharse, una tremenda presión se
apodera de estomago y cabeza. Los brazos parecen no llegar a su destino y
pronto comienzan a brotar las primeras
micro gotas de sudor. La falta de
entrenamiento hace que nuestro calcetín no se haya acomodado de forma correcta
por lo que toca pelear con un calcetín sacacorchos… la guinda para darse cuenta
de la necesidad de ejercicio físico inmediato.
Después del calcetín viene el
zapato. Tras un mes de chancletas, ponerse un zapato es una tortura, los pies
se han anchado, se han relajado, han sido libres y ahora hay que introducirlos
en esas carcasas duras y poco aireadas… ¿Por qué no se puede ir a trabajar (si
el trabajo no necesita de calzado especial) en chancletas y bermudas?
Lo que está claro es que, con el
paso de los años, cada vez cuesta más volver a la vida normal después de unas
buenas vacaciones. Ya sé que quejarse de
esto resulta un tanto frívolo, que hay
gente que no tiene vacaciones, que no tiene trabajo… pero de lo que me quejo
(reflexiono) es por qué no hacemos nada para cambiar situaciones que nos hacen
pasar tan mal, por qué nos cuesta tanto volver a la vida que llevamos. ¿Será
que es la que nos toca y ya está? Os dejo unas estampas estivales...
Para iluminar mis absurdas
reflexiones y entrar con buen pie en la vida rutinaria, he preparado uno de los
platos que más me gustan: solomillo de cerdo.
El solomillo de cerdo es una
pieza maravillosa que se puede preparar de mil maneras y con todo tipo de
salsas. Esta vez he elegido solomillo con champiñones y queso azul (Cabrales,
Roquefort,
Bleu d´Auvergne, etc).Un plato muy vistoso, fácil y
rápido de preparar.
Los ingredientes son sencillos:
solomillo, champiñones, cebolla (que no aparece en la foto) un poco de ajo, cualquier queso azul, nata
líquida, vino blanco (tampoco aparece) y algunas hierbas aromatizantes.
Lo primero es “marcar” los
solomillos en una sartén a fuego fuerte con un poco aceite y ajo. Cuando están
doraditos retirar y reservarlos.
En esa misma sartén y
aprovechando el juguillo que ha dejado la carne, incorporar media cebolla
partida en trocitos, cuando se tueste un poco, añadir los champiñones. Es el momento de añadir un chorrito de vino blanco
Cuando los champis estén a
nuestro gusto, los inundamos de nata. Al hervir la nata dejar que el queso se funda en sabor y texturas,
remover. En esta fase suelo incorporar un poco de hierbas de Provenza.
Una vez que ya tenemos la salsa,
sólo queda o introducir los solomillos en esta piscina de sabor o servirlos por
separado. A mí me gusta servirlo por separado porque el solomillo suele quedar
más jugoso. Si no has hecho mucho los solomillos es recomendable tenerlos un
rato dentro de la salsa. Al gusto.
Tras el verano, volvamos a la realidad
pero intentemos que cada día tenga su cosa… a pesar de todo.
Jajaja muy bueno lo de los calcetines Pepitorio!! Te ha faltado decir el sonido de la respiración entrecortada a modo de ronquido inverso jajaja
ResponderEliminarPensemos ya en las siguientes vacaciones, que remedio...
Santino
Cierto, falta la respiración al borde del colapso, jajaja
EliminarMe ha gustado todo mucho Jon, las fotos, la receta, la ida de pinza... todo.
ResponderEliminarGracias Mara!!
EliminarEres público muy agradecido, así da gusto.