martes, 20 de septiembre de 2011

Se acabó el verano

Aunque queda poco para que termine el verano, la sensación es de profundo otoño. Las vacaciones de millones de personas quedan ya en el olvido. En nuestros recuerdos quedan momentos de relax, disfrute y felicidad. Un largo paréntesis que nos viene muy bien para recargar las pilas.




Es verdad que, a veces, las vacaciones se convierten en una época de proyectos sin realizar: libros sin leer, zapatillas de deporte sin usar, dietas imposibles... Y es que, durante las vacaciones no se tiene tiempo para nada, el horario te va comiendo: cada día amaneces mas tarde, el desayuno se alarga, la comida llega a convertirse en merienda, largas cenas de madrugada...



Aunque es momento de relax, normalmente las vacaciones siempre comienzan con situaciones de estrés. Discusiones por las dimensiones de los equipajes, madrugones para evitar caravanas, viajes largos, calor excesivo, lugares llenos de gente... Situaciones que juramos no volver repetir, pero que año tras año repetimos hasta la saciedad.


Clásica vista del "boom" inmobiliario

Lo que parece claro es que con el calor del varano a todos nos gusta estar cerca del mar. Hoy en día son pocas las playas que ofrecen tanto espacio para las masas de gentes que a ellas se acercan. Visto de fuera, algunas playas son el lugar donde uno nunca iría a relajarse (no hay sitio, hay ruido, hace calor) sin embargo y curiosamente, ahí estamos todos.



Ordas de gente ataviadas con todo tipo de cacharros para disfrutar de un tranquilo y agradable día de playa. Lo primero es encontrar un hueco. Para eso hay gente que cuando aún no ha salido el sol, coloca estratégicamente su sombrilla y sus toallas, y luego a las 11.30-12. (hora oficial de bajada a la playa) tiene reservado su espacio.  


Lo peor que suele pasar es encontrar una zona despejada y a pesar de ser lo suficientemente grande como para que nadie se ponga cerca, que venga alguien y plante su sombrilla o toalla a 30 centímetros de la tuya. No comprendo que habiendo espacio la gente se agrupe. Parece que si no vas a una playa llena de gente no has estado de vacaciones... Nos gusta agruparnos, estar todos juntos.

Casi todos los pueblos de veraneo con mar, tienen una zona donde se venden todo tipo de abalorios.

Otra curiosidad es la ropa que utilizamos en verano. Observando uno de los millones de paseos marítimos que durante las tardes de verano están a rebosar, uno puede ver todo tipo de calzados, camisolas, gorras, bandoleras, pantalones. Creo que a todos nos gusta disfrazarnos en verano, sentimos una especie de falta de pudor, un relajo especial que hace que nos atrevamos a poner prendas (o no poner) que durante el invierno y en nuestro lugar de residencia ni se nos pasaría por la cabeza. Hay algunos casos que son dignos de fotografiar, pero debido a los problemas que puede acarrear, no tengo ninguna muestra.

Algunas playas están llenas de vendedores africanos intentando encajarnos todo tipo de productos chinos (gafas, bolsos, carteras, ropa, etc.)

En verano no pueden faltar los pueblos en fiestas. 

Con todo, y aunque todos hagamos lo mismo, las vacaciones de verano son un gusto. Y ya ha comenzado la época de las colecciones, de los colegios, de los planes serios para adelgazar empezando desde ¡ya!, de los agobios monetarios y laborales, del cambio de vida... Comienza el otoño y nos acostumbraremos y, además, todos seguiremos pensando y haciendo lo mismo.






1 comentario:

  1. Espectacular como siempre. Tot un plaer llegir-te des de Barcelona amic meu.

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