El mes de Mayo ha sido muy ajetreado, es el mes del comienzo del buen tiempo las bodas, los bautizos y las comuniones. Por aquí, además, hemos tenido mucho fútbol, mucha decepción futbolera y mucha, mucha, crisis.
(Cartel convocando a la huelga general el pasado 29 de Marzo)
Tras el periplo de nuestro
Athletic por Europa y su varapalo contra
el Barcelona, toda la provincia ha quedado sumida en una especie de nube donde
se juntan sentimientos encontrados. Qué bien que hemos llegado hasta donde se
ha llegado pero… y ahora ¿qué?
Y una vez que el futbol nos
abandona (hasta que comience la
Eurocopa), aparece en el horizonte el drama de la crisis y bancos mentirosos
que venden un dinero que no tienen, con deudas millonarias camufladas como
beneficios.
La verdad es que no tengo ni idea
del asunto, pero nadie se cree que
donde, hace bien poco, todo era beneficio y opulencia, ahora brote el déficit y
la escasez. Ahora interesa sacarlo.
Recordando viejos principios
físicos, el dinero y la riqueza no desaparece, cambia de manos. Y las manos que
lo tiene ahora han decidido que van a jugar en otro lugar, y de otra forma.
(La industria paralizada)
A todo esto le sumamos la
superproducción (tema que me agobia), miles de empresas mejorando día a día,
optimizando sus recursos para producir más, más, más y mejor, trabajando sin
descanso para sacar millones de productos de todo tipo, a un mercado cada vez
más enfermo… ¿Quién va a consumir todo los que sobre-producimos? Millones
de “brokers” agobiados por sus
jefes o clientes, que les exigen beneficios constantemente, especulando con lo
que sea para ganar dinero … Y la pregunta es ¿y yo qué puedo hacer para salir
de la crisis?
(Restos de un pasado industrial)
Circulan por ahí tres ideas
clave; no gastar más de los que se tiene, ser consciente de que todas las
burbujas terminan explotando y que sin ética no hay futuro. Quizás cambiando de
manera de vivir se consiga algo… no sé.
En fin, que con este panorama lo
único que se me ocurre es hacer una Lasaña de Mayo.
He buscado por ahí el origen del
plato y no he encontrado mucho, lo único cierto es que, como siempre, los
griegos y los romanos ya lo cocinaban.
Seguramente hay mil formas más
apetecibles de hacer la lasaña, pero esta receta triunfa en mi casa.
Los ingredientes son simples:
carne picada, láminas de lasaña, cebolla, pimiento verde, pimiento rojo, tomate
frito, queso.
Lo primero que hay que hacer es el
relleno, para ello pasaremos las verduritas por la sartén y cuando estén hechas
añadimos la carne picada.
Luego hay que cocer las láminas
de lasaña, normalmente en el paquete vienen las instrucciones de cada
fabricante, aunque el proceso suele ser: cocer en abundante agua, cuando se han
cocido meter en agua fría y secar.
Una vez terminado el proceso de
las láminas es el turno de la bechamel.
Mi experiencia me dice que la bechamel
sale correcta si se bate con varillas. Poner mantequilla en la sartén y
un cazo de leche a calentar. Cuando la mantequilla se ha disuelto añadir la
harina. Las cantidades las hago a ojo, ya lo siento. Para que la harina no sepa,
hay que dejarla cocinarse un ratito. Antes de que se dore demasiado la harina,
vamos añadiendo la leche caliente y dándole a la varilla. Al principio parece
que la bechamel va a ser un grumo gigante, pero poco a poco la varilla cumple
su función.
Dicen que una buena bechamel debe
tener cinco capas, pero bueno… Primero lámina de lasaña, relleno, lámina,
relleno y así hasta que se acabe el relleno.
Una vez que hemos hecho los pisos
cubrimos todo de bechamel, ponemos un poco de queso encima y gratinamos en el
horno.
Y aunque podéis observar en la
foto que me he olvidado poner el tomate, la lasaña de crisis estaba muy buena.
Espero que os guste.
Cómo me pones esos tranchetes ahí, alma de cántaro!!!! De verdad que esto no me lo esperaba de ti...
ResponderEliminarDicho eso, la pinta es mundial.
Mara, mis recetas son con lo que pillo en casa. No tenia otro queso...
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