domingo, 23 de octubre de 2011

Calamares o Txipirones en su tinta.

No hay cosa más agradable en el mundo que estar ansioso por disfrutar de algo. Esto es lo que ocurre con el plato que voy a cocinar. Los calamares (a partir de ahora txipirones) son de esos platos que, como deben reposar para alcanzar su punto óptimo, te hacen disfrutar un par de días.

Irse a la cama sabiendo que en la cocina hay una cazuelita llena de txipirones en su tinta, esperando al día siguiente para degustarla, es una autentica gozada.

Los txipirones en su tinta es un plato que a mucha gente no le gusta por su color negro, por eso creo que estamos tan orgullosos de él. Nos gusta demostrar al resto del mundo que la salsa negra no nos asusta, que somos los únicos en el mundo que nos hemos dado cuenta de lo rico de este plato y que ¡somos la leche!

Decir de este gracioso cefalópodo que es carnívoro, que se llama calamar por su “hueso” (calamus, en latín) y que es uno de los animales del planeta que, junto al pulpo, más historias de miedo ha inspirado. Su mala fama se debe a que su tamaño varía desde los 6 centímetros hasta los 14 metros, ¡un monstruo!

Hay mil maneras de hacer los txipirones, yo he elegido una receta parecida a la de un bar- restaurante de la zona,(de cuyo nombre no me acuerdo) que tiene mucha fama por sus txipirones.

Los ingredientes de la salsa son variados. Hay quien sólo pone cebolla, otros ponen cebolla y pimiento, cebolla pimiento y tomate….  Yo he optado por cebolla, pimiento verde, un poco de pimiento rojo, puerro, ajo, tomate y un toque de laurel. Las cantidades de cada ingrediente deben ser al gusto de cada uno.



Lo primero, picar las verduras en trozos no muy pequeños e introducirlos en una cazuela con aceite. Dejar hacerse unos 15 minutos removiendo de vez en cuando.


Para ayudar a su cocción añadirle un poco de vino blanco, fino, txakoli o similar


La clave de este plato es la salsa, pero no cabe duda de que un buen txipiron es fundamental. Hay mucha diferencia en la calidad de los txipirones. Yo he utilizado unos congelados que ya vienen rellenos. Son cómodos, baratos y si no los comparas con unos frescos puede que den el pego.


Los txipirones frescos son caros y lavarlos es un autentico galimatías. Hay que sacar las patitas, quitar el “hueso”, separar la tripa, quitar la bolsita de tinta, quitar el diente, darles la vuelta, quitar la telilla, etc, etc. Evidentemente, a pesar de todo, si se puede, usar txipirones frescos.

El caso es que una vez que nuestras verduritas están casi hechas, introducimos los txipirones rellenos con sus patitas.


A cada uno de ellos le añadimos un poco de sal y una pizca de nuez moscada y cerramos la tapa de la cazuela. Los dejamos ahí dentro sin remover hasta que podamos clavar un tenedor con facilidad. Aproximadamente 10 minutos, aunque depende del txipiron.


Cuando veamos que los txipirones están en su punto, los retiramos de la cazuela y los dejamos en un plato a la espera de que terminemos la salsa.



Las verduras casi están, pero hay que dejarlas un rato hasta que se “pochen”. Una vez blanditas, las pasamos por el pasa- puré y le añadimos la clave de este plato: la tinta.


Yo suelo disolver la tinta en un poco de agua caliente y luego la cuelo para evitar granitos de arena que suelen aparecer. Esta tarea hay que hacerla con cuidado ya que al sacar la tinta de las bolsitas puedes acabar con las manos negras, y lo peor, con las uñas como las de un niño después de jugar con barro.


Una vez que nuestra salsa se ha vuelto negra, introducimos los txipirones para que se impregnen de sabor. Dejarlos al fuego lento unos 10 minutos. Hay un truquillo que es aplastarlos levemente para que entre la salsa en su interior.


Si puedes aguantar, lo mejor es que los txipirones reposen en la salsa por lo menos una noche. Si lo consigues serás feliz dos días, el día que has cocinado los txipirones y el día que te los vas a comer.



Hummm!! Que ricos!!


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