Para el Sr. Greenshoot el arte moderno era un gran desconocido. Un mundo donde había cosas que le gustaban, otras que no le gustaban pero inquietaban su mente, otras que no comprendía y otras que le parecían una autentica tomadura de pelo.
Al llegar al lugar, sin darse cuenta, su cuerpo adquirió una actitud cambiante. Espalda recta, rictus serio, mirada indiferente y no sorpresiva. Todo era normal, como siempre, rodeado de arte. Lastima los zapatos que eligió, resultaban un poco grotescos para aquel lugar tan nítido.
-¡Caramba!- fue lo primero que el Sr. Greenshoot pensó nada más ver a los dos personajes que abrían la exposición.
- Siempre sale gente desnuda en estos sitios.- murmuró en bajo.
Tras su reflexión, le vino a la cabeza la tonta idea del dualismo entre lo geométrico y lo orgánico, lo conceptual y lo natural, la revisión del arte clásico y de las vanguardias. Absorto en sus pensamientos notó una leve presión en la zona baja que le recordó que antes de nada debía orinar.
Una vez dentro del museo lo primero era encontrar los baños. Nada mas cruzar la puerta una agradable señorita se acercó para darle la bienvenida, realizarle un pequeño cuestionario, darle algunas indicaciones y recordar algunas normas dentro del museo. El Sr. Greenshoot puso la mejor de sus caras mientras recogía en sus manos los innumerables folletos que la señorita le iba entregando. Al de unos segundos el Sr. Greenshoot veía como la boca de la señorita iba creciendo poco a poco. Una boca que no dejaba de hablar mientras la cantidad de folletos seguía creciendo. Por fin la boca dejó de moverse y entonces es Sr. Greenshoot reaccionó.
-¡Gracias! Ya iré mirando por ahí a ver lo que veo… gracias.
Rápidamente levantó la mirada buscando el muñeco negro que indicará la ubicación del cuarto de baño. Después de aliviar su vejiga, su mente se encontraba mucho más liberada para asumir nuevas ideas y conceptos.
Lo primero era situarse. No era fácil, rodeado de tantos guiños surrealistas.
- Iré por pisos que sino aquí me pierdo.- pensó
Su caminar era nervioso. Trataba de encontrar algo que realmente le hiciera reflexionar. Pronto encontró una escalera que le hizo olvidarse de esa sensación de lo anatómico y lo geométrico que le rodeaba.
Al mirar la escalera su mente se dio cuenta que el arte moderno representa la experimentación, no es un concepto cronológico, sino estético, de estilo, de actitud. Innovación frente a la tradición artística, ya no vale con imitar la naturaleza. La idea es experimentar con nuevos puntos de vista con nuevas ideas sobre la naturaleza, materiales y funciones artísticas, a menudo en formas abstractas.
El Sr. Greenshoot recordó a Kandinsky y su rechazo a representar la realidad de forma objetiva. La magia de lo abstracto… formas geométricas simples combinadas en composiciones subjetivas sobre espacios irreales.
Un fuerte rugido rompió el silencio de la sala. El estomago del Sr. Greenshoot le hizo volver a la realidad. Llevaba casi dos horas en aquel lugar y su mente se había saturado.
Después de salir del museo, mientras buscaba un lugar para comer un sándwich lleno de mayonesa, su cabeza no dejaba de pensar que aquella deformación de los objetos no era involuntaria, sino deliberada, artística, buscada con el fin de satisfacer cierta concepción poética de las cosas.
No podía dejar de pensar en el sándwich que se iba a comer y en el impresionismo, en el cubismo, el fauvismo, el expresionismo, el futurismo, el pop-art, el minimalismo, lechuga, tomate y bien de mayonesa.
(Había un Picasso y todo ... toma ya!)
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